domingo, 5 de abril de 2009

Insecticidas caseros


En este apartado se aportarán algunos métodos caseros y efectivos para acabar con cualquier plaga que pueda afectar a nuestras plantas, como el pulgón o la mosca blanca. Antes que nada, decir que las mariquitas son los mejores aliados del cultivador, y que unas cuantas mariquitas en tus plantas te quitarían muchos o todos estos problemas.

La primera técnica, complementaria a todas las demás, y esto debemos hacerlo siempre, es tener plantados junto a las marías plantas aromáticas tipo albahaca, hierbabuena, melisa, y de esas que huelen mucho, de esta forma desviamos a los asesinos hacia éstas y así dejan en paz la que nos interesa (un colega experimentó con perejil y nos comentó que los bichos se iban al perejil y dejaban en paz a la maría, incluso pasaban de las otras yerbas aromáticas).

La segunda técnica consiste en un preparado a base de cebolla, un par de dientes de ajo, y un par de guindillas. Todo esto se pica en un mortero, y una vez bien picado y machacado se mezcla en un par de litros de agua en la que previamente se ha hervido tabaco para sacarle la nicotina. Todo esto se mete en un pote tapado y se deja unos 5 ó 7 días en reposo macerando, moviéndolo de vez en cuando. Cuando han pasado los días de maceración, se filtra todo el líquido en una botella colándolo con un trapo o colador, para que no entre resto sólido. De esta forma obtendrás una botella de 2 litros con líquido para echarlo en un pulverizador de agua, y así pulverizar las hojas de la planta (por las dos caras). A la hora de pulverizar la planta (cada 2 días o así) es bueno poner un plástico en la tierra para que no caigan gotas de este preparado (se procura pulverizar la planta cuando no esté cogollando y hacerlo por las dos caras de las hojas). Seguro que la planta apestará, pero no pasa nada, el aroma no queda en los cogollos a la hora de fumar.

La tercera técnica es muy buena y también se puede usar con cuidado un par de veces mientras cogollas, Siempre para cultivos de exterior, ya que el cogollo mojado puede enmohecerse, por eso mejor hacerlo en exterior para que el agua se evapore pronto y el riesgo de moho disminuya al mínimo. Este método es totalmente natural y biológico. Se trata de la Pyretrina, es decir un compuesto que tienen los famosos crisantemos. Lo primero, por supuesto, es conseguir crisantemos. Hay que coger los tallos con flores cuando éstas estén abiertas (de Abril a Julio). Se cuelgan a secar a la sombra. Una vez secas, hay que moler la planta, y preparar un tarro que no deje pasar la claridad para guardar lo que sobre. Se mezclan unos 100 gramos de lo que hemos molido, con un par de litros de agua destilada, como la de lluvia, o mineral suave, etc. con el propósito de evitar la cal, y lo dejamos macerar en un bote cerrado y que no deje pasar la luz durante aprox. 4 ó 5 días. Después de esto se coge el preparado y se filtra el líquido con un trapo a un cacharro con capacidad para más de 3 litros; una vez filtrado al cacharro se le echa otro litro más de agua. Por último, este líquido se echará en un pulverizador, para pulverizar la maría, con la seguridad de que el pyretro es biodegradable y se disolverá sin dejar rastro.

Microelementos: Zinc



El cinc es el tercer oligoelemento que más problemas causa. Es un elemento móvil.

Los síntomas de su carencia incluye al igual que el hierro y el manganeso la clorosis característica de las hojas, aunque no empieza afectando a las hojas más jóvenes sinó a las más viejas. La única diferencia es que más tarde las puntas de las hojas se retuercen exageradamente hacia arriba y se secan, terminando por caerse las hojas ya medio secas. La clorosis empieza siempre en la base de las hojas. El crecimiento se detiene. Se trata de una deficiencia bastante detructiva.

Las carencias de hierro, manganeso y, sobre todo, cinc no suelen aparecer si se fertiliza moderadamente con oligoelementos. Si se utiliza un compuesto de oligoelementos quelatados, los síntomas desaparecerán progresivamente, pero las hojas mínimamente afectadas terminarán por caerse.

Las sobredosis no son comunes. El cinc es altamente soluble en substratos con PH bajo.

Microelementos: Manganeso


Es el segundo microelemento que causa mas problemas en el cultivo de cannabis. Es un elemento inmóvil.

Los síntomas carencieles son muy parecidos a los del hierro. Las últimas hojas nacidas empiezan a amarillear apartir de la base de la hoja. El crecimiento se ralentiza. Pero la diferencia respecto a las carencias de hierro es que los márgenes de la hoja permanecen verdes, siendo la clorosis intervenal.

En condiciones normales, con un buen substrato, las carencias de manganeso nunca se producen antes que las carencias de hierro; por lo tanto si se proporciona mediante el riego un buen compuesto de oligoelementos antes de que aparezcan las carencias de hierro (cuando los peciolos se vuelven rojos) nunca aparecen carencias de manganeso.

No son comunes los excesos en la dosis. El manganeso es altamente soluble cuando el PH del substrato es demasiado bajo (PH=3, PH=4). El PH del substrato debe estar siempre entre 5 y 7. Para remediar la situación será necesario cambiar el substrato.
Microelementos: El Hierro


El hierro es uno de los oligoelementos que suele presentar más problemas en el cultivo de cualquier planta. Los síntomas no son difíciles de apreciar. Es un elemento de movilidad baja.

Con la ausencia de hierro, las hojas se vuelven cada vez más pálidas, y el crecimiento de la planta se ralentiza bastante. Para distinguir bien una carencia de hierro nos hemos de fijar si el color pálido empieza por la punta o por la base de las hojas. Si empieza por la base y las venas intervenales de las hojas son la última parte de la planta en amarillear entonces se trata de carencias de hierro; en otro caso se deberán consultar otras carencias o enfermedades tipo fúngicas o virales. No se debe confundir con carencias de nitrógeno, en el caso del nitrógeno la clorosis aparece en toda la hoja, uniformemente. Además las carencias de hierro empiezan siempre en las hojas más nuevas.
Un desajuste en el PH del substrato, muy ácido o muy alcalino, impedirá que las raíces puedan absorber el hierro, aunque esté disponible. Es importante medir el PH del substrato si aparecen carencias de hierro muy marcadas; en estos casos la deficiencia se debe a una equivocación en la elección del substrato, o a que el PH ha sido muy mal ajustado durante los últimos riegos, o a un exceso de fertilizante.
En buenos substratos las carencias de hierro nunca aparecerán bruscamente, sinó que aparecerán progresivamente en las hojas más nuevas cuando la planta lleve más de un mes en el mismo substrato; si se aportan oligoelementos a partir del primer mes nunca deberían aparecer deficiencias de hierro. Si el substrato es excelente las deficiencias pueden tardar dos meses en aparecer

Si se suministran oligoelementos periódicamente, con un fertilizante que los contenga en porcentajes significativos (desde 0.1% hasta 5%) no se tendrán nunca carencias de hierro. No es necesario aportar hierro desde el principio, es mejor esperar a que la planta muestre las primeras carencias en oligoelementos, es decir, cuando los peciolos se vuelven rojos.
Las carencias suelen aparecer antes de florecer, debido al rápido crecimiento que lleva a cabo la planta durante esta fase; también aparece durante la fase de crecimiento, si el desarrollo de la planta es muy vigoroso, en este caso la aportación de nitrógeno y hierro (y en general todos los oligoelementos) debe ser prácticamente constante para que no aparezcan síntomas de carencias.

Los excesos de hierro no son comunes, pero se sabe que impiden la correcta absorción del fósforo, por tanto no se debe abusar cuando se proporcionan oligoelementos.

Microelenentos: molibdeno, cobre y oro


Molibdeno
La carencia específica de este elemento es rarísima. Utilizando una tierra adecuada nunca aparecerán síntomas carenciales de este tipo, y menos si se proporciona un fertilizante completo en oligoelementos. Si tienes problemas con este tipo de oligoelementos, prueba utilizar una tierra distinta, de otra marca, o de otro lugar, hasta dar con la tierra ideal. Los síntomas son muy parecidos a los del cinc. Es un elemento inmóvil.
Cobre
La carencia de cobre también es rarísima. Se distingue porque la planta se marchita lentamente, dañando seriamente la planta. Si alguna vez ocurre un marchitamiento de alguna planta no deberemos atribuirle al cobre la culpa. La culpa es muy posible que venga de otro lado, por ejemplo tierra inadecuada, riego con PH o EC con niveles peligrosos, sobredosis de insecticida, etc… Es un elemento inmóvil.


Boro
La carencia de boro es rarísima. Los síntomas se distinguen por que las puntas de las hojas jóvenes presentan un aspecto quemado. Estos síntomas no son nada normales, si aparecen hay que buscar las causas en la tierra o el agua (PH o EC descontrolados), si es que la causa no es la temperatura o la ventilación. Es un elemento inmóvil.

Otros peligros para la planta
Los animales pueden ser también perjudiciales si las plantas son pequeñas. Los pájaros pueden atacar plantas recién germinadas, por lo que es conveniente no sacar plantas pequeñas al exterior, y si se hace se deben proteger mínimamente. Los saltamontes pueden devorar varias hojas en cuestión de minutos, afectando gravemente a una planta pequeña. Los ratones también pueden devorar plantas pequeñas. La mejor forma de evitar problemas con los animales es haciendo que éstos nunca tengan acceso a las plantas pequeñas, y sacando al exterior plantas mínimamente desarrolladas.

Los nemátodos son unos bichos microscópicos que atacan las raíces. Son muy agresivos, pueden llevar a la planta hasta la muerte. Es muy difícil detectarlos a simple vista, siendo necesario una lupa para verlos. Cuando la plaga está bien extendida por las raíces la planta presenta marchitamientos frecuentes, debido a que las hojas no reciben agua de las raíces. El mejor remedio es utilizar aceite de neem un par de veces si sospechamos que puede haber nemátodos. Se hace una mezcla de agua con neem y se riega abundantemente hasta que el agua con neem haya saturado toda la tierra. Repetimos el proceso al cabo de dos o tres días para asegurar.

Los virus no son muy comunes, pero pueden aparecer. Existen muchos tipos, pero todos se caracterizan por el hecho de que una vez la planta está infectada el virus jamás desaparece. Las plantas pueden combatir más o menos las plagas de insectos y hongos con sus propias defensas, pero no pueden combatir ningún virus.
Los virus se propagan entre plantas mediante plagas (ácaros, thrips, etc…). Los virus no se transmiten por las semillas teóricamente, si algún virus ha afectado toda nuestra plantación de interior deberemos partir desde cero a partir de semillas. Es conveniente si se parte desde cero desinfectar toda la sala con un producto especializado, para eliminar cualquier plaga que pueda estar infectada con el virus.

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